El autor de terror Joe Hill sobre la IA: una amenaza creciente para el arte y la verdad

22
El autor de terror Joe Hill sobre la IA: una amenaza creciente para el arte y la verdad

El autor de terror Joe Hill expresa una profunda inquietud por el rápido desarrollo de la inteligencia artificial, en particular su potencial para erosionar la confianza en los medios y devaluar la creatividad humana. En una entrevista reciente, Hill describió la IA como “parte de la podredumbre general”, un síntoma de poder corporativo desenfrenado y avance tecnológico imprudente.

Las preocupaciones de Hill van más allá de la ficción especulativa; su nueva novela, King Sorrow, incorpora críticas a las redes sociales y a los oligarcas tecnológicos, incluido Elon Musk, lo que refleja una desconfianza más amplia hacia la influencia tecnológica no regulada. Sostiene que multimillonarios como Musk operan fuera de los límites de la ley, dando forma a las regulaciones para satisfacer sus intereses en lugar de servir al bien público.

El autor es particularmente crítico con la herramienta de generación de videos Sora de OpenAI, que permite la creación de videos hiperrealistas generados por IA. Advierte que Sora inevitablemente inundará Internet con información errónea, especialmente durante las elecciones, y sus creadores tendrán poca responsabilidad. Hill señala que los ejecutivos de OpenAI, como Sam Altman, parecen indiferentes a las consecuencias, esperando que la sociedad simplemente se adapte a una realidad saturada de deepfakes.

Este escepticismo se alinea con la creciente resistencia dentro de las industrias creativas. Los autores, incluido Stephen King (el padre de Hill), están demandando a OpenAI por infracción de derechos de autor, mientras que los estudios de animación y los editores de videojuegos exigen que Sora 2 deje de entrenar en su contenido. Hill señala que toda la industria de la IA se basa en “torres de robo”, haciendo referencia al uso generalizado de datos extraídos ilegalmente para entrenar algoritmos.

Él cree que, si bien la IA puede automatizar ciertas tareas, nunca reemplazará el valor de la expresión humana genuina. “Siempre habrá un mercado para que los humanos se expresen ante otros humanos a través de su oficio ganado con tanto esfuerzo”, afirmó Hill. El núcleo del arte reside en la lucha, la emoción y la intención, elementos que la IA sólo puede imitar, no replicar.

En última instancia, Hill ve la IA en su forma actual como un autocompletado sofisticado, capaz de generar contenido plausible pero carente de originalidad. Sus preocupaciones subrayan un debate más amplio sobre las implicaciones éticas y sociales del crecimiento tecnológico desenfrenado y la necesidad urgente de un desarrollo y una regulación responsables.