El programa estadounidense de visas para trabajadores altamente calificados, particularmente la visa H-1B, está en crisis. A pesar de la retórica de ambas partes, la realidad es que el sistema adolece de profundos defectos, y las “soluciones” propuestas –como una propuesta de tasa de visa de 100.000 dólares– corren el riesgo de paralizar la innovación estadounidense en lugar de proteger los empleos nacionales.
El debate no se trata simplemente de inmigración; se trata de competitividad económica. Los comentarios del presidente Trump, que inicialmente defendió el programa como una fuente necesaria de “talento”, resaltan una tensión fundamental dentro de su administración. Si bien su base exige un enfoque de “Estados Unidos primero”, la economía estadounidense depende cada vez más de especialistas nacidos en el extranjero en campos como la medicina, la ingeniería de software y la investigación avanzada.
Las fallas del sistema Visa
El actual sistema H-1B está listo para ser abusado. Las empresas aprovechan las lagunas jurídicas utilizando talleres de carrocería para contratar mano de obra barata, y los trabajadores pueden quedar atrapados en empleos mal remunerados durante años debido a retrasos burocráticos. El proceso de selección, similar a una lotería, dificulta la obtención de visas incluso para los solicitantes altamente calificados.
El empresario tecnológico Vivek Wadhwa, él mismo un inmigrante, explica que los problemas van más allá de la simple estructura de tarifas. El sistema es tan complicado que las empresas están optando activamente por desarrollar sus innovaciones en otros lugares. Wadhwa decidió trasladar su empresa de diagnóstico médico a la India después de darse cuenta de que no podía contratar de manera confiable a los ingenieros y científicos que necesitaba debido al cuello de botella H-1B.
“Busqué talento… Simplemente no puedo encontrarlo. Así que comencé a buscar expertos en LinkedIn en todo el mundo… Había bastantes de ellos en la India. Así que estaba buscando contratarlos… [pero] las posibilidades de poder hacerlo son, literalmente, una lotería”.
Las consecuencias económicas
La tarifa propuesta de 100.000 dólares cerraría efectivamente el sistema para las nuevas empresas y las pequeñas empresas. Si bien las grandes corporaciones como Google o Microsoft pueden absorber el costo, las empresas emergentes con presupuestos ajustados no podrían competir. Esto significa menos empleos, menos innovación y, en última instancia, una pérdida de crecimiento económico.
Wadhwa señala que Estados Unidos ya se está quedando atrás. Otros países, particularmente India, están invirtiendo fuertemente en educación STEM y contratando activamente trabajadores calificados. Si Estados Unidos no aborda su sistema de visas, corre el riesgo de ceder su liderazgo tecnológico.
Un camino a seguir
La solución no es restringir las visas; es agilizar el proceso y abordar problemas sistémicos. Wadhwa propone liberar al millón de inmigrantes legales estimados atrapados en el limbo, permitiéndoles convertirse en residentes permanentes y contribuir plenamente a la economía. Eliminar las tarifas arbitrarias y reducir los obstáculos burocráticos también alentaría la innovación.
En última instancia, Estados Unidos necesita reconocer que su éxito futuro depende de atraer y retener talento global. El actual sistema de visas no sólo está roto; está dañando activamente las perspectivas económicas del país.




























